domingo, 22 de abril de 2012

El Día el Libro.

Desde hace muchos años se ha convenido celebrar  el Día del Libro   el 23 de abril.
Para los que escribimos libros esa fecha es especial, pues en el mundo se celebran muchos eventos tendentes a que la gente lea más. Yo estoy en contra de regalar libros, porque cuesta mucho concebirlos, crearlos, escribirlos, corregirlos, y sobre todo publicarlos. Pero este año, sin que sirva de precedente, he decidido poner dos de mis libros publicados en www.amazon.es  al precio de 0 euros durante 24 horas.

Los libros son La cronista, o Los amos del tiempo, primer volumen de mi trilogía Transgresión, y el no menos querido Amén, o Lo que nunca os diré, o Desde el otro lado. A pesar de tantos títulos, el primer libro tiene dos títulos y el segundo tres, pero se trata de sólo dos libros. 

Amén lo escribí hace ya algunos años, y se lo dediqué a mi hijo Fernando con ocasión de su 29º cumpleaños. En su origen era un cuento con que terminaba mi Saga del Padre Nuestro, en la que cada verso de esa popular oración cristiana era un cuento diferente. Pero intentando darle un final redondo, más redondo todavía, me vi con demasiado texto para ser un cuento, y el suficiente para ser una novela, así que ni corto ni perezoso la saqué de la saga, la pulí un poco más, para situarla en el contexto propio, y desde hace dos meses la presenté al mundo en www.amazon.es como obra independiente. Trata de las vicisitudes de don Ángel, un viejecito nonagenario, que fallece inesperadamente y nos va contando las cosas que le van pasando, hasta que llega a un final no por esperado menos interesante. 



La cronista es una obra que sí tiene un final redondo, pero cuyo tema me inspiró otras dos obras, Tricronía, que figura desde hace varias semanas en www.amazon.es para vuestro disfrute, y Los desterrados, que analiza las vicisitudes de sus protagonistas en la penúltima frontera de la humanidad, que cierra la trilogía. 

En el primer volumen, el protagonista es un maestro de escuela recién jubilado que se encuentra con una muchacha que viaja por el tiempo, hace amistad con ella, y aprende cosas de su civilización y de su mundo, de cuál es su trabajo, por qué es importante, y de hecho le acompaña en su viaje un tramo bastante largo, hasta que al final ambos alcanzan sus objetivos..., aunque decir que tiene un final feliz sería decir demasiado, pues en el fondo se trata de una historia triste y tierna en que aparecen muchos personajes, muchos de los cuales ya conocemos nosotros, y otros son nuevos, pero igual de seductores. Espero haber acertado con ella, y si no, ya me lo diréis vosotros, los lectores.

La mujer que figura en la portada de esta novela no es la protagonista, Vanessa, sino Myrna, otra muchacha del futuro a la que el protagonista conoce y con la que le une su amor por el mundo antiguo..., y más cosas. Naturalmente, es un personaje interpretado ad hoc por la actriz valenciana Julia Posada, a la que también vemos en la portada del segundo volumen.

La portada de Amén es la Plaza de España de Sevilla, donde el protagonista, don Ángel, conoce a la bruja Maribel, que juega un papel corto pero muy importante en esta novela.

Espero que os gusten ambas historias, y si queréis más no dejéis de pasaros por www.amazon.es, donde podréis ver un fragmento de cada uno de los libros que ya he publicado allí (que ya son once), si tenéis un kindle, y si no lo tenéis, podéis leer igualmente el diez por ciento de cada obra directamente en la pantalla de vuestro ordenador desde www.amazon.com, si tenéis en cuenta que Click inside  significa que cliquéis dentro del gráfico de la portada. :-) 

Feliz Día del Libro 2012, feliz lectura, y que lo paséis bien.




viernes, 20 de abril de 2012

"La vela protegida", de Sonia Tomás Cañadas.

Cuando descubrí Amazón, el libro de Sonia Tomás Cañadas fue el primero que me leí. Me llamaron la atención su portada y las primeras páginas, que destilaban fantasía a raudales, presentaban un mundo desconocido, Antártik, al que llega Allen Wilfred y decide ayudar a que la Vela Protegida no se extinga, para que el malvado Edil, también llamado Traitorman (hombre traidor) no se haga con el poder, auxiliado por su ejército de "calavelics".

Es una narración muy entretenida, en la que aparecen personajes curiosos, como la vampira (en realidad vampirelfa) Xylia y el dragón Dragas, que son referencias literarias a otras obras fantásticas, como "Historia interminable" y la serie "Crepúsculo", realizadas con mucho gusto y sutileza.

En la segunda parte se trata la rebelión de los Zarks, en la que veo un guiño a Tolkien, con sus orcos e historias de mundos de fantasía, como el que Sonia Tomás ha creado en este libro. Me ha gustado porque es imaginativo y entretenido, pero también es un canto a la amistad y compañerismo entre seres que son muy diferentes entre sí: Wilfried, que es nuestra referencia, pues es humano, Xylia, vampirelfa, y Dragas que es un dragón volador. En el relato están presentes la magia, el valor y la eterna lucha del bien y del mal.

Es un libro que recomiendo a los jóvenes y a los no tan jóvenes. A pesar de los nombres de rara grafía, pronto se hace uno al de los principales personajes, y pasa uno un agradable rato de animada lectura durante la cual hay mucha variedad de batallas y exposición de culturas entrañas a la nuestra.

martes, 17 de abril de 2012

"La isla del volcán", de Ramón Villeró.

El poder del pensamiento.

Esta narración es encantadora, pero me da la impresión de que se le podía haber sacado bastante más partido. Ramón Villeró toca un tema que me ha apasionado siempre, y quizá por eso yo esperaba más de su narración. He de confesar que es original, hasta el punto de introducirse a sí mismo como pseudónimo adoptado por su personaje en un momento determinado, lo cual me parece un rasgo extraordinario de buen humor.

El protagonista, Nicolás, descubre un buen día que tiene un poder mental, y eso le cambia la vida totalmente, pues se asusta, y aunque aprende a controlarlo, acaba yéndose a vivir a otro lugar, donde encuentra a Vicente, que le ayudará, y sobre todo a una misteriosa mujer de pelo cobrizo que le llevará hacia la Isla del Volcán.

La novela está bien construida, pero tiene un final que no me acaba de convencer. Creo que el final es la parte más delicada de toda novela, y es lo que luego va a permitir al lector lamentar que se haya acabado la novela, o que por el contrario se quede descansando. Y este final no sé cómo clasificarlo, pues lo veo demasiado ambiguo. No es una novela de tensiones ni persecuciones, aunque sí que las evoca.

En resumen, considero que es una buena narración, bien llevada, pero me ha defraudado un poco por el tratamiento de la idea generatriz y el final. Es posible que el autor se plantee replantearla, darle un poco más de calado y convertirla en una auténtica obra maestra, pues lleva en sí el germen de tal, a mi muy modesto entender.

Ánimo, Ramón, que lo mejor de ti aún lo tengo que leer. :-)

lunes, 16 de abril de 2012

Andante con fuoco e molto sentito!

¡Andando con fuego y mucho sentimiento!

Es increíble la pasión que vierte Anne Smith en este largo relato en que nos lleva con la respiración contenida desde la infancia de la protagonista hasta la conclusión de su libro, en que con un golpe maestro de prestidigitación léxica y sintáctica nos arranca de una confesión biográfica y nos planta todo un argumento ético y pasional sobre la situación en que se ven acorraladas las prostitutas en nuestra sociedad occidental que se beneficia del papel terapéutico de las hetairas modernas, y sin embargo las culpabiliza de modo sangrante, hasta el punto de utilizar su nombre como el colmo del insulto ya aislada, ya en un compuesto de esa palabra: puta. Y es curioso que el hombre sobre cuya enseñanza se construyó la civilización europea y occidental, Jesucristo, no tuviese nunca palabras de condena para las profesionales del amor, siendo su máxima referida a ellas, la que dirigió a la mujer adúltera, toda una declaración de amor: "Vete, mujer, y no peques más". Previamente le había perdonado sus pecados. Es bien sabido que la mujer que más amó al Hijo de Dios, según le religión cristiana, fue una prostituta, una de las dos que aguantó con él hasta el final, al pie de la cruz, resistiendo y desafiando la autoridad imperial, mientras que todos los discípulos habían huido como conejos y se ocultaban. Sólo el discípulo amado, San Juan, la madre del crucificado, y la mujer pública estuvieron con él hasta el final, sin preocuparse de su propia seguridad. La figura del amigo, en nuestra sociedad moderna, está quizá sobredimensionada, la de la madre está reconocida, pero la de la amante, la amiga, la profesional del amor que sin embargo aguanta hasta el final lo que nadie más aguanta, no está ni subredimensionada ni reconocida: está execrada. Y eso es injusto.

Recuerdo que hace años, el gobierno de España que legalizó el matrimonio entre homosexuales y reconoció la paridad de los derechos de las parejas de hecho y de los matrimonios, sin embargo se negó a legalizar la prostitución, desdeñando una propuesta de uno de los partidos de derechas, lo cual no dejó de ser curioso. Anastasia, el personaje que tan magistralmente ha creado la novelista Anne Smith para dar voz a su protesta, mujer de nombre ruso, origen brasileño pero alma cosmopolita, se queja en su largo alegato del maltrato recibido en España por las prostitutas,  a quienes se desprecia pero se frecuenta y, a veces, se intenta engañar (caso de Miguel, que supongo que será un prototipo de falso pío que quiere estafar a una mujer a la que supone desarmada psicológica y moralmente, en lo que se equivoca). Pero aún se riza el rizo cuando describe su experiencia italiana, aún más deplorable que la narrada hasta entonces.

Formalmente me daba la impresión de que faltaba algo en este libro, pues la autora iba de un tema a otro a lo largo de su narración, sin fraccionar el texto en capítulos y subcapítulos, como se acostumbra a hacer en las narraciones largas. Hace años quise hacer yo ese experimento en una de mis novelas, pero avanzando la trama tuve que tirar la toalla y fragmentarlo en tres capítulos. Por eso he de descubrirme ante Anne Smithe, porque una vez llegado al final se descubre que todo el texto estaba unido en ese broche final brillante en que su discurso de pronto deja de ser narración y se convierte en alegato, alegato que ya estaba presente desde la primera palabra de su narración, lo cual le da una unidad que no es rompible en capítulos ni en partes más pequeñas, pues al igual que un cuadro no admite particiones, sino que se ve sin solución de continuidad, este relato no admite más fraccionamiento que la vuelta de la hoja una y otra vez para ver a dónde nos conduce el mosaico de diversas experiencia que aparecen, vistas desde el final, concatenadas y complementarias las unas de las otras.

A lo largo de estas páginas desgarradoras, tristes en muchas ocasiones,pero amenas en todas, he ido viendo algunas ideas que no puedo resistirme a citar:

"Mientras bailamos, cantamos y hacemos el amor no tenemos tiempo para hacer la guerra, y si tengo que elegir entre ser parte el primer mundo en estas condiciones…, pues prefiero ser parte del tercero" (posición 1791).

"Una mujer tiene todo el poder sobre un hombre si ella quiere" (posición 2660)

"Porque tu espíritu no está a mi nivel y mucho menos tu coeficiente intelectual. La persona que entra por esa puerta buscando un nivel elevado de coeficiente intelectual en un sitio en el que la mayoría de las chicas que aquí están no ha tenido la oportunidad de estudiar y que muchas han pasado hambre en sus países de origen, y otras son analfabetas, no me demuestra más que pobreza de espíritu y te garantizo que todas ellas valen más que tú. Además, subestimar no es de inteligentes. Y antes de abrir la boca, conecta tu cerebro. Buenas noches" (posición 3222: réplica de Anastasia a un putero que le acaban de decir que allí no había ninguna otra chica con un coeficiente intelectual del nivel de él).

 Sobre el asesinato de una prostituta en Córdoba: "… un caso no contabilizado por el 'Ministerio de Igualdad' debido a la profesión de la chica. Prostituta no es mujer, no es madre, no es hermana, no es hija, no es humana: es una anomalía de la naturaleza, a lo mejor, una enfermedad de la sociedad" (posición 3379).

"Hacer todo por dinero es lo mismo que vender el alma al diablo. Porque cuando pierdes el amor propio ya no tienes nada" (posición 3652).

"Pido a Dios que proteja a esas mujeres que todavía continúan ejerciendo la prostitución. Y a los polacos, que regularicen la profesión más antigua del mundo; así al menos estas mujeres pasarán a existir legalmente y tendrán sus derechos" (posición 4008).

Y por último la perla que mas me impactó: "Es mucho más digno acostarse con mil hombres por dinero que acostarse con el mejor amigo de su marido" (posición 4015)

sábado, 14 de abril de 2012

"¡Adios, Pascual!", de Francisco Serrano.

Anoche leí este cuento de Francisco Serrano, y la verdad es que me ha dado mucho que pensar. Parece mentira que en tan poco espacio presente de forma tan magistral a los personajes, entre los que destacan Pascual, al que ya nada le queda que perder, Jacinto y Papá Noël, los tres grandes discriminados de nuestra época. :-)

No por breve (205 posiciones) tiene menos valor este cuento, sino todo lo contrario: es una prosa ágil y meditada, y nos presenta el planteamiento, el nudo y la resolución del problema de una forma tan clara y sugerente que para sí la quisieran obras de mucha mayor extensión. De hecho el principal defecto que le veo al cuento es precisamente que dure tan poco. Aunque claro, cuando lo termines, lo puedes volver a leer. :-) 

Este libro se puede encontrar también en papel, pues ha sido publicado como número 1 de la colección Mucho cuento de Murcia Libro, en donde se puede conseguir por un euro. El resto de la colección es muy interesante, y se puede conseguir a razón de un euro por cuento.

martes, 10 de abril de 2012

"La última vuelta del scaife", de Mercedes Pinto Maldonado.

Acabo de terminar de leer un libro que me ha hecho pensar sobre la amistad, la muerte, la vida, el ansia de riquezas, conseguir una posición, a la mujer que se quiere desde niño, y sobre todo sobre la miseria humana.

Es un libro con grandes personajes, entre los que destaca el gigante Kuaima, de etnia huma, África del Sur, que se sobrepone a todos los infortunios de su vida, que lucha por lo que quiere y lo consigue,  y además puede ayudar a otras personas que le consideran inferior pero sobre las que se revela muy superior. Destaca también Carlos Ladrón de Guevara, español de Granada que huye de su pasado y sin embargo con un corazón de oro, que todo lo da por sus amigos. De Jeremías, judío alemán que instruye al protagonista, Josué, y sin embargo es el principal obstáculo para su felicidad. Aarón, padre de Josué y hombre que entiende la vida como viene y cómo hay que aprovecharla, dando espacio a la gente que quiere. Y Sara, la madre del protagonista, mujer entera y protectora. Y frente a ese elenco de grandes personas aparece un protagonista que no sabe lo que quiere, pero con una idea fija: casarse con Abigail, el amor de su vida. Ese pensamiento le lleva a abandonar todo lo que conoce y quiere, para perseguir un sueño en África, de donde regresa a España y por fin a Alemania, donde ya se siente perdido, roto, con un sueño cumplido a costa de haber perdido la realidad.

Este libro nos presenta lo absurdo de perseguir un sueño cuando todas las circunstancias están en contra, y plantea el mayor absurdo todavía que supone haberlo conseguido y sin embargo escaparse la idea de que el destino siempre es inferior al viaje. Vemos crecer al protagonista poco a poco, en un ambiente hostil que sin embargo le ha protegido de otro ambiente más hostil todavía, la Alemania de Hitler, en el que muy posiblemente no habría sobrevivido. Pero la auténtica lucha de Josué, el protagonista, la realiza en su propio interior, padeciendo por un pecado del que se sabe culpable y del que le absuelve finalmente la ternura y comprensión del último gigante de esta historia, el rabino David Berkowitz.

Cuando empecé a leer este libro pensaba que se trataba de una biografía novelada de un judío inglés de principio de siglo, pero a medida que la historia va progresando, la trama se complica más y más, y va ganando en hondura humana y también en tristeza. Es una historia muy triste, de seres que sufren, que piensan, que se mueven y que quieren. Y eso la hace terriblemente romántica, en su verdadero sentido, que nada tiene que ver con el melodrama. Es una historia trágica que nos enseña que los seres humanos son contradictorios y viles y generosos según la situación. Es en sí la negación de lo maniqueo. 
Nueva portada del libro

La forma de exponer todo esto su autora, Mercedes Pinto Maldonado, me ha impresionado por su sencillez y a la vez por su hondura. Con un vocabulario sencillo, si hacemos excepción de ciertos términos especializados, como el scaife que aparece en el título, que a lo largo de la historia pasa de ser un círculo rotativo de una herramienta usada en el tallado y pulido de diamantes a convertirse en el alma del propio protagonista. Es un libro que merece la pena leer por todo esto y por muchas cosas más que sugiere. Es una historia tierna y sentimental, a la vez que trágica, como se evidencia en el momento en que el protagonista por fin lee en la carta que su madre le envió varios años antes:  ... Mi carta es un mensaje de amor, sólo quiero que sepas que a pesar de las veces que me equivoqué contigo y de que no siempre fui la mejor de las madres, te quiero.

Idéntico mensaje le da lo último que le dice Carlos: Amigo, te quiero. La misma persona que había dicho en otra ocasión que El mejor amor es el que se pierde a tiempo; lo que hace de don Carlos un personaje entrañable y muy humano.

Por todas esas razones, no puedo menos que darle a este relato cinco estrellas de cinco. Es una novela muy trabajada y muy sentida, y no puedo menos que felicitar a su autora por la historia que nos presenta, que nos hace reír, llorar y sentir que estamos vivos. Y, sobre todo, lo afortunados que hemos sido por no haber vivido en aquellos tiempos de zozobra, injusticia e intolerancia, que tenemos entre todos la responsabilidad de impedir que vuelvan de nuevo.

miércoles, 4 de abril de 2012

"Los fresones rojos", de Esteban Navarro Soriano.

Irregularmente brillante

Acabo de terminar de leerme Los fresones rojos, de Esteban Navarro Soriano, y puedo decir que es la mejor novela policiaca que he leído en los últimos tiempos.

Una niña con una marca de nacimiento en la espalda es el personaje central de la novela, a pesar de que no sale casi en todo el libro, y sin embargo es el referente continuo en la trama, lo que le da mucho suspense.

Sin embargo, el grado de concreción es variable a lo largo del argumento: en algunos momentos se especifica hasta el número de sillas que hay en una habitación, y luego se cuentan muchos sucesos de forma sucinta, incluso obviando otros que simplemente se citan, supongo que para no aburrir al lector. Pero la óptica de la narración se centra siempre en el inspector Moisés Guzmán, empeñado en encontrar como sea a Alexia Bonamusa, y en el proceso descubre el motivo y autoría de otras tres muertes, que casi son cuatro.

Mi resumen es que se trata de una obra de ficción brillante, aunque tenga unos momentos más brillantes que otros, sin que haya ninguno que en verdad desmerezca de la calidad de la obra. Esta obra se puede descargar de Amazon por el módico precio de 0'99 euros. Es un disfrute para la lectura debido a la forma tan amena de narrar los sucesos que se van sucediendo, que no siempre son agradables, como la anécdota del pederasta, o amables, como la relación del inspector con la escolta que vive al lado.

domingo, 1 de abril de 2012

"El cóndor de la pluma dorada", de Blanca Miosi.

Una visión sorprendente.

Blanca Miosi se basa en otra opinión sobre la conquista de un imperio por otro imperio, el de los castellanos de Carlos I de España y V de Alemania que conquista el Imperio Inca, que se extendía dos millones de kilómetros cuadrados por lo que ahora es Perú, Ecuador, y parte de Chile y Brasil, para regalarnos una novelización del apogeo y decadencia de dicho imperio, el de los incas, porque El Inca era el emperador propio de aquel territorio, y todo lo que había dentro del mismo era propiedad de él, aunque, curiosamente, los incas no tenían esclavos. Eran un pueblo muy peculiar, pues desconocían la escritura y los animales de transporte, por lo que todo su imperio era controlado por mensajeros que debían aprenderse los mensajes a llevar de uno a otro lado del imperio de forma fiel, pues la inexactitud u olvido se penaban con la muerte.

Este es un libro muy didáctico, que me ha acercado a aquella cultura, fascinante, de un pueblo que tenía muchas virtudes, y que conoció su apogeo en los dos siglos anteriores a la conquista por los europeos. He disfrutado viendo las tribulaciones de Pachacutec, que se hizo Inca, o sea, emperador, cuando su padre huyó en una batalla, pero él se quedó y la ganó, y luego los amores de Koullur con la hija del Inca, el corazón generoso de Túpac Yupanqui, que aceptó por amor a una mujer que no le quería, y llegando a ser el más grande los emperadores de aquella cultura, y lo que ocurrió luego a sus sucesores, francamente menos brillantes, hasta que arribó a aquellas costas Francisco Pizarro con sus huestes sedientas de oro. Seguramente aquellos que honramos hoy en España como descubridores y propagadores de nuestra cultura y lengua por aquellas tierras hayan sido poco más que bandoleros en una tierra sin ley en que ellos mismos tenían que garantizarla en lugar de violarla, como nos cuenta Blanca Miosi; aunque he detectado algunas lagunas interesantes, seguramente derivadas de la óptica con que se ven aquellos sucesos transcendentes para toda la zona desde aquellas tierras: en primer lugar, ni Francisco Pizarro ni sus compañeros eran españoles, como lo entendemos hoy en día, sino castellanos. En efecto, cuando Fernando el Católico se desentendió de las pretensiones de Cristóbal Colón, fue Isabel la Católica, Reina de Castilla, la que empeñó sus joyas personales para sufragar los gastos del descubrimiento. Por lo tanto, los descubridores y exploradores que posteriormente fueron al Nuevo Mundo, lo hicieron por cuenta de Castilla, que no de España, que aún no existía. Es cierto que la conquista de Perú se efectuó durante el Reinado de Carlos I, que ya reinaba sobre toda la Península Ibérica y Alemania, pero al igual que a nadie se le ocurre hacer responsable a la Alemania de hoy de las bellaquerías que se cometieran en aquel entonces en Sudamérica, por absurdo, es igualmente absurdo achacárselas a España, cuando eran castellanos, y no españoles, que actuaban por cuenta de Castilla, y no del resto de España. Sólo se podía comerciar con América desde tres puertos "españoles": Santandre, Cádiz y Sevilla. O sea, tres puertos de Castilla. Sí, ciertamente Castilla está en lo que HOY es España. Pero la mayor parte de los españoles no eran, ni son, castellanos. Por la misma regla de tres podríamos decir que al estar Castilla en España, y esta en la Comunidad Europea, es esta la responsable del expolio y supuesto genocidio de Sudamérica. Otro absurdo que no se ha planteado, aunque sí el absurdo de que se hable de Pizarro y sus compañeros como si de españoles se tratase.

Pero no me extraña que Blanca Miosi, peruana radicada en Venezuela, parta de esa base, pues es una noción que he detectado en muchos sudamericanos cuando hablan de la "madre patria", que en realidad se portó, por lo que ellos cuentan, como la madrastra de Blancanieves. Pero no fue así: los descendientes de aquellos castellanos que tan mal se portaron, se quedaron, en su inmensa mayoría, en aquella zona, de modo que los actuales sudamericanos son los herederos de aquellas villanías, no los descendientes de los que se quedaron en la Península Ibérica y jamás fueron a América. Por lo tanto, si denunciamos aquellas bajezas, hagámoslo bien. Sí, es cierto que a España volvieron muchos "indianos", es decir, personas que habían "hecho las Américas", o sea, se habían enriquecido en América y habían venido a España luego a disfrutar de las riquezas que habían ganado en buena o mala lid. Pero esos fueron una exigua minoría en comparación a los que allí fueron y se quedaron, como el propio Pizarro y casi todos sus ayudantes, que en su codicia y sed de oro no cejaron hasta que encontraron la muerte en lugar de su imaginario Eldorado. Según nuestra novelista, el oro sí existía en el Cuzco, pero Rumiñahui, hermano y hombre de confianza de Atahualpa, el último Inca, asesinado por Francisco Pizarro tras una parodia de juicio, trasladó todo el oro y piedras preciosas incas a un lugar desconocido y lo enterró, asesinando luego a sus ayudantes para que no dijeran a nadie dónde estaba, y él mismo cuando fue puesto a tormento por los castellanos resistió heroicamente y se llevó el secreto a la tumba.

Hechas todas las salvedades anteriores, he de confesar que literariamente el libro de Blanca Miosi es impecable: tiene un paso correcto en la presentación de los sucesos, los personajes parece que nos están hablando directamente, pues su prosa es diáfana y agradable, los diálogos están bien construidos, y los sucesos están bien enmarcados en las costumbres de aquellos personajes que están tan bien retratados. Es muy de agradecer la presentación que hace los regidores de aquellas tierras hasta el siglo 16. Miosi no se duele en prendas a la hora de exponer los procedimientos por los que los incas invadían y asimilaban a los diferentes pueblos que conquistaban. Los sitiaban, luchaban contra ellos y los derrotaban, y luego les dejaban un destacamento de soldados y otros profesionales que les iban instruyendo en la manera inca de hacer las cosas y substituían su cultura por la suya propia. Y les imponían el uso del quechua, idioma de "los que chillan", según los castellanos.

Y hacia el final del libro nos encontramos con una fábula fantástica entre el pequeño Pepe y su amigo el cóndor, que es el que da título a la obra, fábula enternecedora que pone el broche final a un libro hermoso que es una delicia leer. Es un libro con cuya lectura he disfrutado, y cuya lectura aconsejo sinceramente a todo aquel que guste de la buena literatura y quiera ampliar su cultura general.

Enhorabuena, Blanca, y gracias por el rato tan agradable en que he estado contigo, "oyéndote" contar esta historia tan original.

Puedes ver el principio del libro siempre aquí.