viernes, 4 de septiembre de 2015

Los crímenes azules.

Los crímenes azules es una historia original de Enrique Laso, y al decir original no sólo digo que la escrito él, la ha inventado, sino que es original en su concepto, en su diseño, y en la forma de exponerla. 

Tenemos a un cerebrito graduado en la escuela de detectives del FBI en Quántico (Virginia, EEUU) que acaba de resolver un caso difícil de asesinatos en serie y se enfrenta a una serie de tres asesinatos separados por 17 años el primero de los otros dos, que se cometieron con una semana de diferencia, para cuya investigación el cerebrito, que responde al nombre de Ethan Bush, cuenta con un equipo, en el que figura su ex novia, Liz, lo cual es novedad, al menos para mí. Se expone todo el proceso de investigación como si el autor fuese policía, lo cual a mí no me consta, pero el autor lo cuenta de una forma que parece que uno está allí, viéndolo todo, sufriendo con el protagonista (un tipo engreído que no se corta a la hora de llorar por su padre muerto, y cada vez que recuerda que era forofo del béisbol y de correr, además algo jeta porque se va de paseo mientras su equipo trabaja duramente), al que se le perdona todo porque cuando se pone a pensar acierta..., casi siempre. 

Se le ha criticado a esta novela que el final aparece de improviso, pero si se relee un poco se ve que no podía ser de otra forma. No falta ni una coma de la explicación clara y precisa de por qué cada uno hizo lo que hizo, aunque se deja un fleco importante para la siguiente novela, Los cadáveres no sueñan, que aparecerá en breve y que haríais bien en ir reservando ya. 

Además de en papel, esta novela la podéis comprar por poco dinero en Amazon

viernes, 17 de julio de 2015

A la sombra de un ángel negro.

A la sombra de un ángel negro es un libro que deberíamos leer todos, e incluso ser de obligada lectura en los institutos de Bachillerato de España, o por lo menos los profesores de Historia deberían comentarlo en clase, ya que aclara una mentira que nos han legado en nuestro pasado: la  Semana Trágica de Barcelona, en 1909, no se debió a pretensiones nacionalistas o separatistas, las hubiera o no, sino por el reclutamiento forzoso para la guerra de Marruecos, y que tuvo lugar sólo en Cataluña, (fuera de alguna otra excepción, como la de del protagonista del libro, que era de un pueblo de Murcia). Una guerra mal traída por aquel rey tan incompetente, Alfonso XIII, y peor llevada por los militares españoles hasta la llegada de la Legión, que fundara el General Millán Astray a imagen y semejanza de la Legión Extranjera, también llamada Legión Francesa.

Este libro nos presenta hechos terribles y olvidados como si a los españoles de ahora todavía nos diera vergüenza haber abandonado a más de diez mil jóvenes españoles brutalmente asesinados en tierras extrañas y a los que no se les dio reconocimiento o mérito alguno: en otras partes se honra a sus caídos, pero en España se los ignora. Y eso es una vergüenza para España y para los españoles.

En el libro de Fulgencio Caballero Martínez se demuestra que si aquellos jóvenes se hubieran negado a ir al a guerra, seguramente los habrían encarcelado, pero incluso si los hubieran fusilado  por ello, hubieran salido ganando, porque no les habrían mutilado antes de matarlos, ni hubieran pasado las penalidades que sufrieron antes de morir, desangrados durante horas, o quemados vivos por los asesinos del Rif..., esos para los que el Rey de Marruecos pidió hace años una pensión y que no sabemos qué hizo el gobierno aquel que en tan buena sintonía estaba con el reino vecino. A quien habría que pagarle las pensiones, y con atrasos, es a las familias de aquellos chavales tan injustamente enviados a la guerra para que los masacrasen. 

Este es un libro valiente y muy bien documentado sobre un tema que no nos va a divertir ni hacer disfrutar precisamente, pero cuyo conocimiento nos es imprescindible para comprender la Historia de España. El título del libro se debe a la escultura negra del Ángel de la Victoria que preside la tumba del cementerio de Melilla que conserva los huesos de aquellos diez o doce mil españoles que fueron a morir a tierra mora por el capricho de un rey y unos pocos capitalistas que querían hacer el negocio del sigo a costa de la vida de muchos jóvenes que ya tenían familias que alimentar, y que aquel sistema político perverso que culminó en la Segunda República Española no quiso atender, y a las que ni siquiera comunicó la muerte de sus seres queridos, que con tanta alegría y codicia había enviado a la muerte. Ahora, con tanto revuelo con la aún vigente Ley de Memoria Histórica, sería bueno que alguien con autoridad suficiente, el Gobierno de España, por ejemplo, investigara oficialmente qué pasó, y comunicara a las familias que perdieron un miembro en aquella guerra injusta e innecesaria, dónde se encuentran enterrados sus restos. Es una deuda que tiene el país con aquellos ciudadanos. Se considera curiosa la reparación que la Reina Isabel II del Reino Unido ha hecho con Alan Touring, condenado por su homosexualidad hace sesenta años, pero esta otra reparación de la que hablo sí es una deuda histórica necesaria y urgente, porque garantizaría a nuestros soldados que si mueren por su bandera, su patria se hará cargo de ellos y de sus familias.

El libro está dividido en tres partes: Insidia, Cicatrices y Cicuta. Relaciona diversos atentados anarquistas con la Guerra de África, lo cual nunca se habría pensado sin la clara información que da sobre los sucesos que narra, entre ellos el monopolio de la venta de aves al ejército que tenía un magnate catalan y de lo que ocurre cuando un veterano de la Guerra de Marruecos decide hacerle la competencia. 

Este es un libro duro de leer, pero muy necesario hacerlo y comentar para que el ciudadano español se convenza de una vez de que no sale gratis desentenderse de la política y dejarla en manos incompetentes. Porque le puede ir la vida en ello. Lo que pasó, si olvidado, es repetible. Ya lo dijo Herodoto, lo recordó Churchill, y parecen haberlo olvidado todos. Nos rasgamos las vestiduras porque mueren unos cuantos militares españoles en el accidente del Yak 42 en Turquía en 2003, pero nadie se dio nunca por enterado de las doce mil muertes de la emboscada en El Barranco de El Lobo, y en Annual, y en tantas escaramuzas en aquella guerra evitable. 

Este es un libro que recomiendo leer porque nos hace falta saber.

viernes, 24 de abril de 2015

Aterrizaje a traición, de Antonio Capel Riera.


¿Estamos seguros en manos de pilotos con problemas anímicos cuando volamos?, se pregunta el autor de este libro publicado hace cinco años (los cumplirá el 29 de abril de 2015), cuando todo el mundo estaba convencido, y lo sigue estando a pesar del accidente de los Alpes, aún por aclarar del todo, de que es el medio de transporte más seguro. 

Nunca nos lo hemos preguntado, quizá, pero los pilotos de un avión han de estar en un excelente estado físico y anímico, porque si no lo están puede ocurrir un accidente por fallo humano, que es otra forma de llamar a la negligencia criminal. 

Aterrizaje a traición es un  breve relato de 133 páginas en tamaño algo inferior a A5 (cuartilla, o mitad de un folio) en el que en un lenguaje sencillo y cargado de humor Antonio Capel Riera nos cuenta su visión de lo que pasa en la cabina del avión, ese sancta sanctórum donde no nos dejan entrar a los pasajeros, a no ser que el capitán (o comandante, que nunca me he enterado de la diferencia) del navío nos invite. Habitualmente son gente maja y sana, y los cuatrocientos mil aviones que surcan los cielos de todo el mundo cada día llegan a su destino siempre..., o casi siempre, con un porcentaje de siniestralidad en relación de pasajero por kilómetro muy inferior al de los demás medios de transporte, incluyendo el viaje a lomos de un burro, con ser tan infrecuente este medio de transporte.

Sin embargo, en este vuelo el Jumbo 747 de American Air (compañía que no existe, por cierto, pues la más parecida en nombre es la American Airlines, que nada tiene que ver) las cosas se empiezan a torcer debido a las relaciones entre los miembros de la tripulación, vistos desde la óptica de la sobrecargo, Mary Smith, a pesar de no estar contado el relato en primera persona. Hay pasión, hay violencia, hay locura, hay un piloto militar que se quiere suicidar, y están los dos pilotos del Jumbo a los que hay que echar de comer aparte, así como los dos viejecitos, los señores Westinghouse, que se creen que en esta vida todo se puede arreglar con dinero, y el General Ibrahim, que recurre a otros métodos más expeditivos que le dan una nota de humor al relato.

Anoche compré este ejemplar en la Feria del Libro, que es un modesto conjunto de dos casetas que pusieron en la Plaza Santo Domingo, al principio de la calle de Trapería, y esta mañana me lo he terminado de leer, pues es un libro que no se te cae de las manos. Es un libro de lectura recomendada, máxime tras las noticias recientes sobre el supuesto suicidio del piloto Tobías Schwartz llevándose a la tripulación y pasaje con él. Estamos acostumbrados a ver estas cosas en el cine, como la saga de películas comenzadas  con la que se basó en la obra de Arthur Hailey Aeropuerto y continuada con otras tres, en que los protagonistas son rebasados por las circunstancias, pero finalmente todo tiene un final feliz debido al trabajo en equipo y la labor de gente suficientemente preparada. En este relato la culpa de lo que sucede la tienen los pilotos, y eso se sabe desde el principio. Lo que va sucediendo a continuación va manteniendo al lector con las ganas de saber más, pero sin la tensión de la novela de Hailey, mucho más larga y tensa. 

Es una buena inversión de los siete euros que cuesta este libro.

martes, 24 de marzo de 2015

La ropavejera, o El génesis del mal.

La ropavejera, o El génesis del mal es el último libro que he leído de Ramón Cerdà Sanjuán. Se trata de una novela sobre un cortometraje que recrea la historia de La vampira del Raval, Enriqueta Martí, que a principios del siglo XX fue detenida y juzgada por secuestrar, prostituir y asesinar a varios niños, aunque sólo se le pudieron demostrar los dos primeros cargos. 

El libro está presentado con una encuadernación lujosa en tapa dura dentro de una carpetilla que muestra otra portada alternativa, pero, a mi juicio, no tan atrayente como la del propio libro, en que se ve a la ropavejera tal cual la recrea en el corto cinematográfico la actriz Ana Torrent, junto a la que aparece su falsa hija Angelita, interpretada por Marina Alegre, en un fotograma del corto escrito y dirigido por Nacho Ruipérez con el mismo título.

La historia narrada por Ramón Cerdà proporciona mayor lujo de detalles que el corto, como cabría esperar, en sus dos partes y un epílogo que ocupan 417 páginas de buena prosa, como sabe todo aquel que ha leído alguna vez alguno de los libros de este autor. He de decir que este es un género que no acostumbro a leer ni escribir, porque me parece desagradable y pesimista, pero esta narración ha tenido la virtud de llevarme de la mano y no querer dejar el libro hasta que me deja en la conclusión final, en la página 417. He descubierto un recurso novedoso, al menos para mí, en este libro: el cambio reiterado de voz: aunque la narración la realiza la propia Enriqueta Martí la mayor parte del libro, de vez en cuando se intercalan capítulos de un narrador omnisciente que cuenta cosas que, evidentemente, la protagonista no podría saber al menos en esa parte de la narración, con otro cambio de voz final, que marca la apoteosis del libro, y nos deja un buen sabor de boca, a pesar de todo. Sí, creo que es una sabia combinación que nos muestra que, al igual que Goya hizo con la pintura, en la literatura se puede hacer una obra de arte partiendo de algo sórdido y tétrico, y tan vituperable como el tráfico y asesinato de niños, con secuestro incluido. No se recrea el autor en hechos luctuosos o desagradables, pues los refiere y nos deja en la puerta de los mismos, dejándonos que nuestra imaginación haga lo demás. Como la definición de sacamantecas, que ni define ni refiere, pero que nos queda clara a medida que avanza la narración y se nos hacen referencias a los ungüentos y cremas que esta psicópata elabora en el negocio que emprende, así como otras cosas, como los antifaces que elabora a partir de un material muy especial, lo que la lleva a considerarse una mera empresaria emprendedora más, como tantos otros que había en la Cataluña de entonces. He de decir que me ha encantado la forma en que se resuelve la investigación policial que conduce a la detención de la protagonista: una pedrada, un simple saludo de la nueva ama de llaves a una vecina, y voilá, los municipales empiezan a investigar a pesar de que sus jefes les dicen que para qué se van a molestar. Y esa es la nota de humor que aparece en la novela. 

He de decir que este es un proyecto más elaborado y más logrado que el anterior que he recensionado, La Victoria de Úrsula, y para los interesados en el género de terror o del crimen es una buena forma de invertir los 16 ó 24 euros que vale, según la edición que se compre. Los interesados pueden encargarlo directamente a la editorial El Fantasma de los Sueños o en las principales librerías de su localidad. 

sábado, 14 de febrero de 2015

La Victoria de Úrsula, de Ramón Cerdà Sanjuán.

La Victoria de Úrsula.
Úrsula y su Victoria, una historia tierna a pesar de lo que parece.

Acabo de leer un libro peculiar. No se trata del producto libre y directo de la mente del autor, sino de la transliteración, o sea traducción a la letra, de una película ya realizada, un corto de algo más de quince minutos de duración. 

En esos minutos. vemos cómo una niña de trece años, que a pesar de llevarla puesta no se llama Caperucita Roja, se adentra en un cementerio en una obscura noche de lluvia densa en lugar del proceloso bosque. Allí no la aborda un lobo con su verbo, sino con un palo el sepulturero, un personaje siniestro al que sin embargo acabará convenciendo para que la ayude en sus propósitos.

Al principio de la historia ella se plantea los derechos de los muertos. ¿Los muertos tienen derechos? ¿Los que quedamos tenemos que respetarlos? Al plantear esta cuestión se me ha dicho que eso son sus últimas voluntades, pero ellos las han dispuesto cuando aún estaban vivos, y por lo tanto cuando han fallecido ya sus derechos, de tenerlos, serán otros. Lo que inspiran los muertos es ciertamente respeto entre los vivos, derivado de las creencias en el Más Allá y en las historias de zombies y vampiros, los no muertos, o sea basados en el miedo. Pero si razonamos que si una persona está muerta ya no se puede mover, comprendemos que ya ningún mal nos puede causar, y desaparece ese miedo, y puede que también ese respeto. Pero ¿eso conlleva la pérdida de esos derechos que se les ha concedido alguna vez? ¿Los poseen por definición? ¿Los tienen por ley? Porque si son incinerados o encerrados a cal y canto no es para que descansen, pues ya no son personas que se puedan cansar y descansar, sino que es para evitar enfermedades entre los aún vivos, procedentes de los gérmenes que puedan pasar al aire al entrar los restos en descomposición. 

No obstante, nuestra caperucita, Úrsula, se plantea este interrogante, y tras discutir con su abuela, abandona la casa y se encamina al cementerio con una misión. Convence al sepulturero, y ambos nos sorprenden con un final que sin embargo difiere del del corto original, sin duda fruto de la libertad de autor del del libro.

Es esta una novela corta de apenas 104 páginas que está ricamente adornada con gráficos de la película. El ambiente es ciertamente  tétrico, gótico y, aunque no trata de crímenes, un género en el que se mueve como pez en el agua Ramón Cerdá Sanjuán, el autor de la novela, sí trata de la muerte, planteando cuestiones sobre si es ético cometer una ilegalidad, o si es inmoral dejar de hacerlo, una vez que comprendemos, al final, las claves de Ursula y del sepulturero, que parece recuperar a su hija Rebeca, que había fallecido a la edad  que tiene nuestra caperucita en esta historia.

Es este un libro interesante para los que gustan de historias de crímenes y misterio, pues yo la definiría como una historia de crímenes sin crimen, de misterio sin misterio, y de amor sin amor. Es un experimento interesante en el que aparecen muchos elementos de la buena historia gótica para que el lector al final juzgue si el autor lo ha conseguido. Aconsejo ver el corto de cine después de haber leído la novela, a pesar de que esta se creó después que aquel. No sólo porque está muy bien escrita, sino porque al ser siempre la literatura un relato más pormenorizado que el cine, nos da muchas claves que luego veremos en la película. Por cierto, la podemos encontrar en Youtube, y el libro, como hemos insinuado más arriba, en la Tienda de Ramón, desde donde se puede comprar por diez euros, sin gastos adicionales de envíos en España (consultar desde el extranjero).