lunes, 21 de mayo de 2012

"Nunca fuimos a Katmandú", de Lola Mariné.

Los últimos dos o tres días he leído un libro singular: Nunca fuimos a Katmandú, de Lola Mariné.

Katmandú es la capital de Nepal, una ciudad interesante y exótica que han visitado muchos amigos del budismo e hinduismo que buscan la paz espiritual y moral. Durante casi todo el libro me fui preguntando qué tenía que ver esa ciudad con los hechos que nos narra Lola Mariné, cosa que nos oculta con deliberada maestría  hasta cincuenta posiciones del final, aproximadamente. He de confesar que durante la mayor parte de la novela eché de menos los tres puntos claves de toda narración que le dan unidad, desde los tiempos clásicos (a saber: planteamiento, nudo y desenlace), llegando a la conclusión de que me encontraba ante una relación de hechos, o sea, un relato que muy poco tiene que ver con las novelas actuales..., hasta que llegué al final brillante que unifica todo lo anterior, en un sorprendente flashback que no está escrito, pero que asalta de pronto la mente del lector. El final es, a mi juicio, el punto más delicado de toda buena narración, que a menudo arruina todo lo anterior, pero en la novela de Lola Mariné sucede todo lo contrario, pues no es que resuelva o arregle la trama contada anteriormente, sino que de pronto cobra sentido y le da unidad a la narración. Y nos deja claro, de pronto, en qué lugar del planteamiento había aparecido el nudo, y porqué el desenlace es tan lógico e inevitable.

Yo le aconsejaría a esas tres personas que han dicho en sus críticas que no les gusta esta novela, que se la leyeran otra vez, pero con más atención, y obviando el hecho de que no a todos nos tiene que gustar todo, reconozcan al menos la claridad y oportunidad de los recursos literarios que utiliza nuestra autora, que no en vano ha llegado a ser el número 1 de los libros más vendidos en Amazón en el pasado reciente (hoy, 21 de mayo de 2012 es el número 4 de la clasificación). Y les pediría, también, que fuesen lo suficientemente justas para decirnos porqué les gusta o porqué no les gusta, porque quizá las razones por las que les ha gustado o no les ha gustado sean precisamente las mismas razones por las que a mí sí que me ha gustado, y entonces sí que estaríamos de acuerdo.

Es esta una historia de mujeres, que se centra en cuatro amigas: Laura, Elena, Gloria y Ruth; aunque también hay otras mujeres importantes en la historia, como Teresa y Beatriz. Los personajes masculinos aparecen en segundo plano, aunque el papel de alguno de ellos es determinante en la historia: Óscar, Ernesto, Sergio... Pero es evidente que todo sucede por voluntad de las protagonistas, que tienen ansias de vivir, y viven hasta sus últimas consecuencias, asumiendo lo que hacen y las consecuencias de sus actos. Ese es el mensaje de la novela toda, algo que parece presente en la forma de ser y de pensar de la autora, para todos los que de alguna forma la conocemos: "Carpe Diem", como dijera el célebre literato latino: Disfruta de este día, vívelo como si fuera a ser el último..., pero sin evitar enfrentarte a tus retos de cada día, sin dejarlo para después, porque si dejas que el problema se plantee solo, en lugar de plantearlo tú mismo, puede que tengas que asumir una solución que no sea la tuya. Es un libro tremendamente didáctico, mucho más de lo que parece. Es un libro que nos enseña dónde deberiamos poner los límites entre el "savoir vivre" y "lascia perdre", entre el saber vivir y el dejar perderse, entre el dejar hacer y el tomar al toro por los cuernos y romperle el cuello.

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