lunes, 31 de octubre de 2011

Amén, o Desde el otro lado, o Lo que nunca os diré.


Don Ángel es un viejecito de noventa años que fallece al principio de la historia. Durante el resto de ella nos va contando, con fina ironía y un matiz de cinismo, la serie de eventos que se van sucediendo ante sus ojos, hasta que llega a una conclusión final totalmente sorprendente.
Esta narración es difícil de clasificar, pues entra y sale en varios géneros, pues centrada en el Más Allá conocemos a una bruja, a un agente secreto que se las ve con una cédula terrorista, y todo ello unido por un fino humor que no siempre es evidente, pero planteando situaciones que nos arrancan la sonrisa ingenua y de sorpresa, pero no la carcajada soez, que nunca fue el objetivo del autor.
En resumen, es una buena inversión del tiempo de ocio, pues la obra incide en muchos géneros a la vez, a modo de gran mosaico unido por un gran tema conductor que es el más arcano de nuestra cultura: el hambre de inmortalidad.
Por cierto, lo he publicado hace unos días en Amazon.

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